La más variada fauna, entre pensamiento, imagen, poesía y erotismo: ¡todo!, en definitiva.

27.3.06

PESCADO CRUDO


Los hijos de NIX

Quizá un pescado que en el plato blanco y desproporcionadamente grande en su diámetro casi se mueve de crudo que está.
Gabriela, en la novela ‘La grande’, de Juan José Saer, sueña que le sirven pescado crudo para comer, ella, que está embarazada. Y yo, cuando lo leo, recuerdo vagamente la película ‘El Tambor’, vista hace muchos años, donde en una escena la mujer come pescado crudo, tratando de provocar un aborto, eso creo, o la lectura del texto del autor de Serodino transforma y ‘edita’ la fragilidad del lazo que tengo con el viejo filme.
Pero la anécdota viene al caso porque le atribuyo un componente importante en lo que acabo de soñar.
No hay pescado en el plato, pero sí una masa viscosa y sanguinolenta que se mueve como un flan cuando el camarero, vestido con un riguroso equipo de cirujano, incluido el pulcro barbijo que lo asemeja a un enmascarado ladrón de viejos trenes, si hablamos de películas, lo deposita sobre el mantel, frente a mí, y se queda a la espera de mi opinión.
–Es la entrada. –Dice, ante mi silencio interrogante– Una especialidad, como todo en este restaurante: la denominamos ‘Lipodende’. Es una novedosa combinación de cirugía con la herencia de la cocina africana, que los brasileros supieron explotar muy bien. La base es una extracción fresca de grasa abdominal macerada con aceite de palma. Antes de servirla se la somete a un golpe de horno para que los diferentes ácidos grasos se fusionen y suelten su mejor aroma. Un verdadero manjar. Créame.
Me quedo frente a esa obra del arte culinario. Lo trozo con lo que, desde afuera, puede confundirse con cierta parsimonia, pero que en realidad es una muestra de indecisión. Llevo un trozo a mi boca y comienzo lentamente a masticarlo. La primera sensación es la de una cierta grasitud que se pega al paladar, hundiéndose hacia la garganta, creando una especie de impermeabilidad a las papilas. El sabor fuerte del dende no se demora. Levanto la cabeza para mirar a mí alrededor. En la estancia no hay nadie más que el personal del servicio. Todos están mirándome con ojos de huevos fritos. Cuando termino el plato, nuevamente se acerca el hombre del barbijo y me presenta la carta para que elija el plato principal y el postre. Es un cuadernillo de una calidad y un diseño exquisito. Abro la portada deslumbrante donde el nombre del sitio resalta en relieve y en la página de sugerencias del chef hay una gran foto de una mujer desnuda, marcada en muchos lugares de su cuerpo con el trazo negro y a mano alzada de un anotador. Cada sección tiene un número y, hacia el margen derecho, la referencia precisa. No puedo evitar imaginarme esas ilustraciones que en algunas carnicerías describen los diferentes cortes del animal, sea este una vaca o un cerdo. En la hoja siguiente hay un listado de precios de los adicionales: implante usado de siliconas; prótesis óseas; toxina botulínica tipo A; prótesis mamarias; compuesto de colágeno nonato, procolágeno, elastina y cadena de polisiloxanos, etc.
–Sírvame la recomendación de la casa… –digo, para disimular mi ignorancia.
El mozo se retira mascullando. No tarda más que unos minutos. Enseguida lo tengo a mi lado y llevándose el plato anterior, deposita otro donde, en el centro, el pecho de una mujer, con la superficie ya pálida de un pezón, abierto por debajo de su circunferencia por un corte limpio que sigue la curva del trazado del marcador negro, se erige sobre una especie de salsa color rojo muy oscuro. El cuadro lo completan unas hojas diseminadas de hierbabuena y un montoncito de gelatina transparente.
No quiero imaginar lo que me servirán de postre. Me resisto. Ya no quiero cenar. Pero cuando intento levantarme, el camarero, que no se había alejado de la mesa, presiona sobre mi hombro y me dice:
–No puede irse sin terminar. Son las reglas, y usted es un privilegiado: está asistiendo a la bacanal del futuro. No hay retorno al pasado, pero puede sostenerse en este presente.
Despierto.

Me levanto de un salto y miro a mí alrededor aún sin poder hacer foco en las sombras que la penumbra quiere dibujar a los objetos del cuarto. El hombro derecho me duele como si una garra hubiese presionado sobre él.

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10 Comments:

Blogger Sil said...

al terminar de leerlo me encontré que tenía la cara frucinda como si hubiese tenido esos platos delante mio...muy fuerte!

un abrazo

9:39 a. m.

 
Blogger Administrador said...

me encanta saer, y también tu estilo, un saludo, Patricia

12:13 p. m.

 
Anonymous Anónimo said...

Eso te pasa por mirar "Transformaciones", pasame un Uvasal. Buajjjjjjjjjjjjjjaajaj

Besos y pesadillas.

2:00 p. m.

 
Blogger ana said...

Jorge, en estos días aquí primaveras sólo te encuentro en posturas orgiásticas... ¿ya has visto a mis reinas en tu país?

4:49 p. m.

 
Blogger Ginger said...

Dónde has estado querido Jorge? Mi blog y la que los escribe te echan de menos...

Besos de añoranza.

10:04 p. m.

 
Anonymous Anónimo said...

¡Agh!, qué asco. Qué bien lo has narrado. Me ocurre como a Sil: he acabado con el ceño fruncidísimo y los cinco sentidos a flor de piel.

Abrazo desnudo.

7:55 p. m.

 
Blogger Irazu said...

cuando volerás a visitarme?

8:42 p. m.

 
Blogger Jorge Alberdi said...

Sil:
Lo lamento, pero la pesadilla no supera a la realidad, y lo triste es que nos vamos acostumbrando al horror.

Patricia: Gracias, es alentador. De Saer siempre me sorprende su capacidad para el tratamiento de la frase; su modo de narrar. Aunque prefiero otros autores. Una novela que me gustó mucho, y la recomiendo, es Las Nubes.

Ana:
Reinas? Todas las mujeres son reinas. Seguro que eres la más linda de tu país.

Ginger: no me olvido. Muy loco de trabajo no me permite ser lo promiscuo que quisiera. Igualmente nos leemos en los otros blogs de frecuencia en común.

Ella:
¡bravo! Asco es una de las emociones que quería suscitar. Me entusiasman los comentarios cruzados con otros comentarios ¿no sería interesante abrir un blog común que se llame algo así como La gran orgía latina? y tomarnos el compromiso, entre unos cuantos, de publicar un texto por semana cada uno?

Perseguida:
la verdad, aunque quisiese, no sabría cómo visitarte porque no encuentro el blog donde hacerlo. Si no me das un dato más, no sé cómo perseguirte.

Duda:
Casi no miro Tv. pero me comentaron sobre ese programa. No me imagino resistir mucho tiempo delante de la pantalla.
Espero que tu desnudez no descubra la grafía precisa del plan de cortes y costuras estéticas.
Un beso

1:15 a. m.

 
Blogger Irazu said...

ya te lo había dejado ya ves como ya no te importo snif U_U
www.maybethelastdayofmylife.blogspot.com

1:01 p. m.

 
Anonymous Anónimo said...

Que asquito, querido Jorge, que asquito. Por cierto, no te respondí a tu mail, pero descuida, yo nunca dejaré de escribir, no puedo...
Por no responderte antes y por quitarte este mal sabor de boca post-sueño, te invito a mi especialidad: tarta de chocolate con cerezas...
Besos

8:53 a. m.

 

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