El fondo de la poesía

A veces pasa; como para justificar su existencia, los medios le dan un rincón, un espacio pequeño a un gigante, a uno de esos modestos, generosos y tenaces constructores de vasos comunicantes. Es el caso de este poeta quien a lo largo de los años no solo se ha dedicado a trabajar su palabra sino a divulgar la de otros poetas desde el interior de una Argentina que no es Buenos Aires, y que goza de una notable autonomía cultural.

–¿La poesía sería algo así como la razón de la existencia?

–La poesía no es razón, la poesía es existencia. Porque es pre verbal, no se inscribe en los símbolos. El poema es accesorio y el poeta, si lo es, es un sirviente. Y si no es un idiota. Los poetas deben servir a la poesía, no servirse de ella. En la tradición de Occidente de los últimos tres siglos, la poesía, que es el arte más pobre, estuvo siempre en los lugares de exilio, de olvido y de quemazón. Mientras más sola está, más está. Hablo de esa telaraña de energía que sostiene al mundo y al corazón del hombre.

–¿Existe algo común para todos los poetas?

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–Todos los poetas, si lo son, tienen en común la búsqueda de una palabra imposible que pudiera revelarlo todo.

–¿Una búsqueda angustiosa?

–Una búsqueda bella y desesperada. Una apuesta a lo imposible. El saber que nunca lo más hondo, va a poder ser dicho. Cuando leo a un poeta, sea Rilke, Pierce, Gelman, Martí, Molinari, Ortiz, Vallejo, o sea quien sea, yo sé que ese poeta, para sí mismo, no para mí como lector, fracasó. Por eso se busca en la poesía. Mucho más que en la narrativa. Porque el fondo de un relato, de una novela, es otro. Pero el fondo de la poesía, es el alma de la lengua.

Alejandro Schmidt, Córdoba, Argentina,1955, Poeta. (fragmento de un reportaje publicado en el suplemento Ñ nº 124, en Clarín, el 11/2 /2006)